viernes, 13 de junio de 2008

Nos Apenamos por este caso

CRUCE DE JUANANITO, Villa Altagracia.- “Nos dejaron sin alegría” lamentan con voz queda vecinos del niño Andy Paniagua, de dos años y ocho meses, quien falleció en el hospital Darío Contreras como consecuencia de un error en la aplicación de un medicamento, mientras sus padres, dos jóvenes de 23 y 25 años, claman por justicia.
“Nos lo entregaron como quien entrega un perrito, no nos dijeron nada, nadie se reunió con nosotros para darnos explicaciones”, dice su madre Guillermina Rosa. Ella repite constantemente que horas antes había salido del hospital contenta, porque el médico le dijo que al niño le iban a poner un yeso para despacharlo, y que incluso antes de salir se había bebido toda la leche y estaba contento.

Lamenta que cuando llegó a la casa, donde acudió a bañarse, porque tenía siete días acompañando a su niño en el hospital, ingresado desde el pasado día cuatro luego de que fuera atropellado por una motocicleta, le llamaron para decirle que su pequeño se había puesto malo y lo subieron a intensivo.

Andy era el más pequeño de los dos hijos de Guillermina y Henri Paniagua. Una humilde familia que vive en esta comunidad, cuyo sustento proviene de la labor de motoconcho que realiza el padre. Ayer su hermanito Erison, de cinco años, escuchaba en silencio los comentarios de sus padres sobre el destino de su pequeño hermano, con quien andaba siempre junto.

“Él era el amor del barrio, salía afuera y todos los vecinos empezaban a llamarlo, porque se reía mucho y era muy juguetón”, dice su padre, quien luego de conocer la noticia ha tenido que ir al médico en dos ocasiones, afectado por crisis nerviosa.

El caso
El niño falleció la mañana del martes luego de que, junto a otros dos infantes ingresados en la sala de pediatría del hospital Darío Contreras, el personal de enfermería de turno le aplicara un medicamento por error. Los otros dos niños, Ángel David Figueroa y Elizer Liriano, están estables luego de superar los efectos que le produjo el medicamento y se encuentran en sala normal.

A los pacientes les fue aplicado cloruro de potasio al confundirlo con agua destilada que se utiliza para disolver los medicamentos, luego de que el producto fuera despachado por error de la farmacia y aplicado, al parecer, sin leer la etiqueta.

El menor estaba ingresado en el hospital Darío Contreras con golpes en la cabeza y fracturas en una pierna luego de que el miércoles de la semana pasada fuera atropellado en la acera de su casa por una motocicleta, lo que le había dejado sin conocimiento por unos días, de cuyas lesiones ya se había mejorado, de acuerdo con sus familiares.

Ayer familiares y vecinos lamentaban el hecho. “Ese niño desde que se levantaba se iba al patio de mi casa a comer cereza de la mata, ahora nos sentimos que perdimos la alegría”, lamentaba la señora Emilia Reynoso, una vecina de la familia.

Norma Paniagua, tía del niño, explicó que cuando la mamá salió del hospital para ir a la casa a bañarse, el menor se quedó con una hermana, que la llamó luego y le dijo que no lo veía bien, porque estaba con la vista fija y convulsionando. “Ella entonces llamó a un doctor y el doctor autorizó que lo subieran a intensivo, pero en eso se duró una hora y media”, aseguró.

Para el papá, la muerte de su hijo fue una gran sorpresa, porque se había dicho que ya estaba bien, que le iban a poner el yeso para traerlo. “Nosotros queremos justicia, que eso no se quede así, porque como le pasó a mi niño, puede pasarle a otro”, dijo.

En el acta de defunción se establece como causa de muerte un shock anafiláctico por medicación desconocida.


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