sábado, 5 de julio de 2008

Un muchacho Humilde


PUERTO PLATA.- Michael Inoa, el joven lanzador que recibió de los Atléticos de Oakland una bonificación de 4.25 millones de dólares, cifra récord en República Dominicana para un jugador de béisbol, no sólo podría considerarse un fenómeno como atleta, sino también como ser humano. Su humildad, pese al impresionante bono, que pone en sus manos más de 144 millones de pesos dominicanos, “sin aún tirar una para el home”, como su talento deportivo, parece no tener límite.

Lo mercurial, lo material, le importa poco, como si lo mejor fuera no saber lo que eso representa, y solo piensa en ser un jugador estelar de las grandes ligas, como han sido sus principales ídolos y fuentes de inspiración como Pedro Martínez, Josh Beckett, Fausto Carmona y los jugadores de posición José Reyes y Hanley Ramírez.

Y es por eso, contrario a otros, que sólo pide a sus padres adquirir para ellos una casa adecuada, como cree se lo merecen y ayudar a los más necesitados que ellos, enfermos, damnificados y necesitados de su barrio Los Camberos, donde reside y de su natal Puerto Plata.

El joven de sólo 16 años, una especie de predestinado, como el programa “Nacido para jugar (Born To Play), del cual es producto, aún conserva la costumbre de jugar con el celular que posee y asegura que pese a los 4.25 que le otorgó Oakland, “duerme igual de tranquilo”, como siempre.

Mantiene su rutina de compartir con sus amigos del barrio que acostumbran estar en los alrededores del estadio de la Liga José Tatis, en el barrio Padres las Casas y parece que tampoco afecta su humildad el hecho de visitar el Palacio Nacional y compartir con el presidente Leonel Fernández y el ministro de Deportes, Felipe Payano.

Por momento, Michael, parece un ser “anormal”, por eso de importar tan poco, a un residente de un barrio de calles polvorientas, donde las precariedades, generadoras de pobreza, en todas las direcciones asoman, todo lo que ha logrado y representa, en cuestiones de días, incluyendo crear una especie de tumulto en el colmado ubicado frente al estadio donde dio sus primeros pasos en la práctica del béisbol y donde hasta hace poco, no dejó de ser uno más de esos jóvenes que sueñan con ser peloteros y que hoy, es todo un acontecimiento

Inoa no se inmuta con millones
Es indiferente a todo lo que no sea su rutina. Compartir con sus compañeros y amigos, jugar con el celular y entrenar. “Solo espero que Dios me ayude a seguir siendo igual, que no me cambie”, insiste Michael.

Apostaron al béisbol
La familia Inoa Ventura, al parecer, terminó apostando al béisbol en relación al futuro de su hijo Michael y ganaron. Llegó un momento difícil, donde el premio Michael se sentía acorralado entre el béisbol y la escuela, imponiéndose lo primero, entendiendo que el estudiar podía esperar.

Sus estudios concluyeron en el segundo de la escuela secundaría, dejando a un lado la ilusión de ser ingeniero en sistema, lo que se convirtió en una especie de “plan B”. Por su estatura, amigos de la familia no dejaron de insinuar que debía jugar baloncesto, no dejó de intentarlo, pero no sentía pasión por este deporte y el béisbol se imponía, aunque actualmente, su atracción al baloncesto, el de la NBA, va en aumento.

Su padre Simón, un exjugador que terminó retirándose luego de recibir tres ponches, lo que le frustró y su madre Juana, una estelar inicialista de la selección de softbol de Puerto Plata, fueron su inspiración en la práctica del béisbol, aunque las motivaciones de otros, no faltaron.

Su única misión
Por el momento, el sueño que apenas comienza con su firma, Michael espera completarlo en unos dos o tres años, llegando al béisbol de las grandes ligas, estableciéndose en el mismo y ser un estelar como los que hoy constituyen su fuente de inspiración.

La fe en Dios, estima, está primero en todo. Salió a la mamá Pese a que su padre jugó pelota, su madre Juana también y quizás mejor.

Aunque no quiso abundar, definió a Michael un real fruto del talento atlético de ambos como, pese a que su padre no tiraba duro y ella era primera base y cuarto bate. Juana, no de mucho hablar, no deja de sentir su satisfacción y orgullo tras el paso dado por su hijo y las felicitaciones de sus amigas, vía telefónica y personalmente, no cesan.

Biberón por guante Para su padre Simón, un exempleado de zona franca, dedicado a su hijo a tiempo completo desde que conoció y acordó con Edgar Mercedes, protector y apoderado de Michael, el futuro de su hijo a través del béisbol “fue cosa de Dios”.

Citó que a los cinco años su hijo le pidió que le cambiara el biberón por un guante, ante la insistencia del padre de que dejara el biberón, el cual no se quitaba de la boca.

En lo adelante, se interesó por el béisbol y a los 12, llamó la atención de los busca talentos, pero el conocer a Edgar Mercedes, a juicio de Simón, “marcó el inicio de este sueno que apenas comienza”.

fuente bbcmundo.com